La versión Argentina es bastante similar por lo que la historia no varía mucho. La francesa está protagonizada por François Cluzet y Omar Sy. Este último es un senegalés de clase trabajadora que toma cualquier trabajo que pueda obtener. En esta oportunidad termina trabajando para el personaje que interpreta Cluzet, un millonario paralítico que sólo puede hablar y mover su cabeza. El resto de su cuerpo quedó sin sensibilidad y por lo tanto necesita ayuda para realizar todas sus actividades.
Es en ese momento donde el hombre que encarna Sy entra en su vida. Al principio ambos deben acostumbrarse a estar juntos. Vienen de mundos distintos, tienen costumbres y valores diferentes. Por lo tanto nada en común los une y deberán superar estas diferencias. Sin embargo, el estilo más desenvuelto del senegalés termina generando momentos felices en la vida del francés, algo que este último no sentía hace mucho tiempo.
Con sus dos horas esta película del 2011 tuvo comentarios muy buenos. Tiene un ritmo rápido, es divertida y trata temas, quizás incómodos, de una manera graciosa y amena para el público. Es cierto que la amistad entre dos personas que provienen de clases sociales distintas no es una temática novedosa pero el tratamiento de los prejuicios que tienen las personas es excelente. En cierta forma es casi un tributo a la relación del Principito con el Zorro.
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