28 de septiembre de 2016

Una Cuestión de Tiempo ¿Qué vale más a la hora de amar?

En esta oportunidad vamos a hablar de una película que por lo menos a nosotros nos gustó mucho. Es un drama inglés (creado por Richard Curtis; Notting Hill) donde un joven llamado Tim (Domhnall Gleeson; Harry Potter) tiene la habilidad de volver en el tiempo. Quizás muchos la usarían para tener éxito o dinero, como Martin intentó hacerlo alguna vez en Volver al Futuro, pero este protagonista no. Para él triunfar es encontrar el amor y sólo busca la felicidad.




La trama comienza con Tim, un abogado inglés, que recibe de su padre (Bill Nighy; Realmente amor) un regalo particular. Este le confiesa que los hombres de su familia tienen el don de volver al pasado. De por si la revelación lo impacta pero lo peor es la advertencia que viene después. Él le dice que tenga cuidado porque cualquier cosa que cambie repercutirá en su vida. Además, le menciona que hay sucesos como el nacimiento o la muerte que si se modifican ya no se puede regresar al tiempo anterior a ellos.




De esta manera comienza una nueva vida para Tim. Al principio realiza pequeños viajes hasta que conoce a Mary (Rachel McAdams; True Detective). A partir de ese momento utiliza todos sus poderes para enamorarla pero se da cuenta que su don no es suficiente para lograr el afecto de alguien. Además, como le dijo su padre, cada vez que cambia algo para ayudarla también interfiere en su propia vida. Por ese motivo deberá decidir, ante cada situación, qué le conviene más o qué es lo que realmente quiere.




Más allá de la historia de amor, que es atrapante como sólo los ingleses saben, hay profundos dilemas en la trama. A partir de un hecho ficticio, como lo es viajar en el tiempo, se disparan varias posibilidades que el protagonista debe tener en cuenta. ¿Qué es lo que busca? ¿Está dispuesto a modificar su vida para ayudar a alguien más? ¿Lo estarían ustedes si les sucediera?





La película es bastante extensa pero la simpleza que se nota en sus más de dos horas la hacen llevadera. La musicalización ayuda y atrapa la atención de un espectador que difícilmente pueda dejar de ver la pantalla. La trama está muy bien realizada y sabe cuando poner el punto en la emoción. Las actuaciones están a la altura y como siempre McAdams se luce en su rol. Es una interesante opción para repensar si es más importante tener un don,  en este caso algo imposible como viajar en el tiempo, o simplemente vivir el día a día para ser feliz, ya que es todo lo que tenemos.

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